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Mostrando entradas de abril, 2017

Pablo Iglesias

PABLO IGLESIAS 18-07-15 No barbado, ni barbilampiño ni limpio, ni niño, oh qué piños, enrabiado, enrabietado, mesiánico mesías, salvador de la nada, propagador del odio y la revancha, no demócrata muy oscuro, fascista encubierto, golpista sediento, patán un poco ilustrado, macarra de botellón, porrero de barrio choni, mamporrero del comunismo, porra en mano para pegar a los distintos, macho alfa venido a menos de viagra muy temprana, virilidad de camping, una ducha a la semana, fatuidad, vanidad, no etereidad sino pesadez, pelmazo de reunión que siempre acapara la palabra, personalismo, egotismo, egocentrismo, el horror, el horror, la vulgaridad, la zafiedad, tan poca intelectualidad, dos libros a penas mal leídos, mentira, demagogia, engaño, farsa, charlatán barato de barato bar, discurso mil veces oído… La mentira por encima de todas las cosas. La mediocridad como consigna. El Poder como fin para un medio. El chantaje como arma. El castigo como enseña. Alma oscura, lo peor

Miedo a la democracia

Hoy, la columna del señor Cacho, me decepciona. Profundamente. Lo tenía por un periodista cabal, valiente, que no se arredra ante las dificultades, y que combate sobre todo las injusticias. Puede tener en nómina a periodistas de cámara, que bailan al son de la información que más calienta; pero él no, el es de los sobrios castellanos que a la mano cerrada le llama puño . Pero hoy, el señor Cacho sale en defensa del puño que dejó de estar cerrado . Afirma sin sonrojarse que los males del socialismo los ha causado Pedro Sánchez. Así, sin más. Con un par. Debería haber releído el señor Cacho sus interesantes columnas sobre el señor presidente del Gobierno de España que puso al PSOE y a toda la nación a los pies de los caballos, al señor Zapatero. ¿O es que ya no se acuerda? No se puede aprender economía en dos tardes para después sostener que íbamos a adelantar a Italia primero y a Francia después, mientras desde el FMI ya se nos anunciaba la que se venía encima, porque Alemania

Profilácticos para evitar corrientes de opinión infecto-contagiosas

Debo el título de esta segunda entrada -tercera, para ser exacta-, al fino sentido del humor del forero @Boyevik, en plan guerrero, pelín machista pero siempre genial, que en respuesta a otro forero le comentó que un preservativo puesto en la mano no 'surte efecto'. Pero en otras partes del cuerpo -y fundamentalmente de la mente, como funda mental- sí. El cuarto poder, que no sé si existe pero manifestarse bien que se manifiesta, sobre todo los sábados por la noche a grito pelao, insiste en convencernos de la bondad de reconducir nuestros pensamientos en dos sentidos: la izquierda y la derecha, en un enfrentamiento perverso e irresoluble. Aparece Dios, al lado de una poltrona roja y sin corona -nunca antes me lo había imaginado así-, acompañado a diestro y siniestro de sus pedagogos apóstoles empeñados en revelarnos la verdad esencial del mundo, dispuestos a guiar nuestros espíritus hacia la formación de la conciencia correcta, la suya, obviamente. Da igual el tema, la

El tamaño SÍ importa

750 caracteres limitados son los responsables de que usted se encuentre leyendo estas frases. 750 míseros caracteres, que en ocasiones son excesivos, pero que puestos como límite al discurso empequeñecen la controversia, aligeran el debate, lo superficializan y, sobre todo, eliminan brillantes y necesarios contrapesos en la formación de la idea. La participación de los lectores y su interactuación con los creadores de opinión no puede limitarse a una reproducción continuada pero discontinua de tuits dirigidos a mejor proveer, sin sustancia posible y sin capacidad de elaboración de un discurso medianamente coherente y armado que contrarreste o reafirme la validez del argumentario comentado. 750 salidas de los foros son las que probablemente ha ocasionado la decisión de una nueva dirección moderna en el periódico VozPópuli, empeñada en enmascarar la libertad coartada de los foreros con aires de modernidad, mal entendida, y con la excusa de la apoyo a la interacción, mentiras

El odio y el género, el género del odio y el odio al género

Se están perdiendo los valores. Los de siempre. Los tradicionales. Y no es que me tenga yo por una ferviente defensora de los mismos. Pero los echo de menos. Muchas veces. Demasiadas. No me refiero a la misa diaria y a la confesión semanal. No. Ni a los cuchicheos detrás de las cortinas viendo la gente pasar por la calle. Me refiero a la educación basada en el respeto, en el reconocimiento de la autoridad de los padres, de los maestros, de las personas de bien, de los mayores, en la buena educación con los vecinos, los familiares, con las personas que nos cruzamos con la calle, con las que entran en el autobús en el que estamos sentadas, con el silencio de la sala de un hospital. Nos infunden y atosigan con el reconocimiento y exigencia de nuestras libertades y derechos individuales, matizados por los de la colectividad -ese ente intangible y muchas veces ininteligible-, y perdemos las buenas costumbres del buen padre de familia, que tanto adorna los criterios i