Cuando las barbas de tu vecina veas pelar…terremoto se avecina.

Ayer fue un día histórico. Uno de tantos, pues en realidad, todos lo son. Políticamente hablando, claro. Lo que no sé es si para bien, o para peor.

Andalucía ha dejado de ser el feudo inexpugnable de los socialistas. El voto subsidiado y la utilización de ayudas públicas con otro destino puede haber llegado a su fin. Todavía tiene su apoyo, importante, pues sigue ganando en casi todas las provincias. Pero ni granero, ni caladero, esquilmados ambos por la corrupción y el caínismo entre rosas y capullos.

Los votantes les han escupido en todas las urnas por apoyarse en los independentistas para conseguir el Gobierno. Anunciar un indulto ,antes del juicio, ha producido un hartazgo en votantes fieles, de toda la vida, en el campo y en la ciudad andaluza. El buenismo falaz sanchista, zapateril e icetariano no cotiza al alza. La traición ha sido excesiva La gente se hartó. ¿Acaso Susana no vio las banderas en los balconces de las casas? Quien no las vio fue seguramente Pedro Sánchez, ni su CIS, menudo papelón Tezanos.

Podemos, y sus múltiples confluencias han dejado ya de multiplicarse, e incluso de sumar. Empiezan a restar adeptos. Y los que quedan, desencantados con la política de cartón piedra, de mentirijuelas, como el anunciado y fallido permiso de paternidad de su jefe, el señor Iglesias. Mandar a su querida esposa, tan diputada como él a cuidar de los niños en exclusiva ha sentado como una patada a sus votantes, tan igualitari@s ell@s, pero tan irrelevantes y despreciados como siempre. Se predica con el ejemplo, señor Iglesias, y no sembrando disputas gratuitas del haz lo que digo pero no hagas lo que hago, o si lo haces tú está mal,… y lo sabes. Ellos, sin embargo, están contentos, porque vuelven a las trincheras, el espacio del que no saben salir, ni quieren.

El PP se cree vencedor, pero no lo es. Le azuzan por su izquierda y por su derecha, confundiéndose con sus programas y en sus ademanes.  Va a tener difícil gobernar, y eso que está ante una situación histórica para arrebatar el Palacio de San Telmo a los socialistas, que lo han ocupado como si fuera suyo. Las empresas de cortinajes pueden ir preparando sus muestrarios, aunque esperamos que antes de la redecoración se abran las ventanas, corra el aire fresco y se ventilen las podredumbres varias.

Ciudadanos tiene el regusto amargo de subir pero sin poder superar al PP ni poder monopolizar ‘su’ bandera. Entre banderismos y banderismos, la gente sigue prefiriendo la auténtica, la de siempre, una rojigualda que otra combinada con la autonómica y la europea, que vaya usted a saber qué implica. Porque implicar implica, pero la irresponsabilidad política de todos no ha sabido explicar las ventajas de la integración europea, que las tiene, pero ahora va a tener una venta cada vez más difícil entre los votantes. Rivera va a tener que posicionarse. Cuando tenía todo el centro político, escorado el PSOE hacia los extremos podemitas, y los del PP disputando el voto anti-inmigración, Ciudadanos siguió optando por su banderismo, su españolismo y su ‘apoyo responsable’. Igual con otro candidato les habría ido mejor, y eso que mal no les ha ido, precisamente,… pero el regusto amargo no se lo quitan del cuerpo. Han conseguido echar a la presidenta que apoyaron en su agonía final, como para fiarse de ellos. Y si no que se lo pregunten a los ciudadanos.

Vox es una sorpresa. Pero también es un peligro. Es un peligro que se hace realidad, como en muchos otros países. Vox es una llamada de los ciudadanos que dicen basta a su clase política que lanza discursos irresponsables, insensatos, que establecen líneas ideales que se saben irrealizables, que utilizan el doble lenguaje entre lo que dicen y lo que hacen, entre lo que prometen y lo que pactan, entre sus programas y sus realidades. Discursos vacuos, buenistas, que tratan a los ciudadanos como imbéciles majaretas a los que creen capaces de manipular como si fueran marionetas. Es un voto desesperado, de hartazgo, probablemente irresponsable y que procede de todos los caladeros de los partidos tradicionales. Que no se engañen en sus análisis, porque va a condicionar la política local, autonómica, estatal y europea próxima y venidera.

Los independentistas catalanes, los deseos de la izquierda cavernícola de desenterrar a Franco, y la apelación constante a la extrema derecha le han dado un protagonismo que no merecían por sus méritos. Se puede abrir un peligroso período de banderas, lanzadas contra el adversario para excluirlo, para negarlo, para aniquilarlo.

Bien harían los independentistas catalanes en poner también sus barbas a remojo. Si se hace coincidir las generales, las autonómicas, las locales y las europeas, el impulso que ello puede suponer a VOX a nivel nacional, les puede aguar la fiesta del amañado indulto que es lo que desean, más que la independencia que todos saben imposible, temeraria e irrealizable. Pero si se retrasan las generales hasta después del juicio pueden conseguir el indulto suplicado, pero se les puede acabar la juerga autonómica.

Tv3 anunció anoche que hoy (por ayer) había ganado el ‘a por ellos’. Saben que el resultado no es bueno para los independentistas -aunque ellos se empeñen en llamarse a sí mismos Cataluña-. Los mismos partidos que en Europa apoyan al independentista Puigdemont son los que, desde España, los pueden perseguir hasta hacerles la vida imposible. Porque ha sido Vox la que ha sostenido la acusación popular en el juicio contra los políticos independentistas ahora presos y fugados. Pero, como siempre, la culpa es de los españoles, porque ellos, los independentistas con sus desmanes y excesos, nunca han sido. Los catalanes siempre se sienten por encima del bien y del mal. Y deberían saber que la misma reacción extremista que en Cataluña propone el rechazo a España es el que en el resto del territorio propone su apego. Banderas al viento, la confrontación está servida, y ellos deberían saber que tienen difícil ganar, por mucho que renueven el victimario tradicional.

El resto de partidos azuzan el temor a la ‘extrema derecha’. Los medios socialistas ya hablan de ‘las derechas’ y de la necesidad de aislar la ‘extrema derecha’, pero ni una décima de crítica. Ni a Susana, ni mucho menos a Pedro, tacticismo vacuo y superfluo. La nada apoyada en un imposible. Ahora llaman a los constitucionalistas, ahora, cuando ha sido precisamente su falta de lealtad constitucional y su apoyo en los escupitajos de los contrarios a la Constitución la que le han afeado los votantes andaluces.

Se abre un tiempo interesante. Un tiempo necesario para la reflexión. Reflexión que deben hacer todos los partidos políticos. Y todos los ciudadanos, que nos jugamos demasiado ante los retos de futuro que tenemos enfrente.

El tacticismo político a corto e inmediato plazo se demuestra cada vez más insensato e inútil. La política no puede guiarse por reacciones del twitter, por un mensaje simple. Porque no hay mensajes simples para problemas complejos.

Encima de la mesa los grandes problemas pendientes: la relación norte-sur en Europa, la solidaridad entre los pueblos europeos y la necesidad de explicar que una mayor integración europea es necesaria e imprescindible ante los retos que tenemos planteados los europeos. Plantear políticas comunes es una necesidad.

Reconstruir los muros nacionales internos que tanto costaron derribar sería un suicidio político.

Disminuir la brecha entre ricos y pobres es la asignatura pendiente.

El establecimiento de una política sensata contra la inmigración, a favor de la conciliación familiar pero en contra de la criminalización de la mitad de la población, a favor de la libertad de expresión, evitando la escalada de odio y rechazo al contrario, que no opuesto, y la formulación de políticas posibles y sostenibles que no carguen ‘al erario público’ la factura que lastre el futuro, o ‘a los pobres’ la necesaria salvaguarda de los ricos, son, entre otros, los grandes y graves retos a los que deberemos dar respuesta.

No va a ser fácil.

Por si las moscas, yo ya me he depilado.